Voy a ser honesto: yo también lo he hecho. No nos engañemos.

W. Edwards Deming, estadístico de referencia tras la Segunda Guerra Mundial, lo dejó claro: “Without data, you are just another person with an opinion”. O lo que es lo mismo: sin datos, eres solo alguien más con una opinión.

En el mundo de la actividad física y el deporte, recomendar métodos o ejercicios concretos es el pan de cada día. Y cuando digo recomendar, me refiero a esa tendencia a creer que poseemos verdades absolutas. Sin datos, sin valoraciones individualizadas, sin conocer realmente a la persona que tenemos delante, nos lanzamos a sugerir actividades con una seguridad que ni los gurús de las finanzas. Café para todos.

No pongo en duda la buena intención de quien recomienda una práctica deportiva. Yo también lo he hecho. Y sí, es mejor moverse de cualquier manera antes que quedarse pegado al sofá. Pero seamos sinceros: en ese caso, lo que estamos haciendo es dar palos de ciego.

Prescribir, en cambio, es otra historia. Prescribir actividad física y deporte implica analizar, valorar, recoger datos, interpretarlos y ofrecer al cliente un plan ajustado a sus necesidades. Y aquí está lo más difícil (pero también lo más bonito) de nuestro trabajo: la personalización.

Cuando hablamos de salud y rendimiento, la prescripción no es opcional, es imprescindible.

No confiarías en un médico que te receta pastillas sin explorarte ni preguntarte nada, ¿verdad? Pues en el entrenamiento ocurre lo mismo.

  • En salud, los datos del cliente nos dicen qué ejercicio es saludable y cuáles son los límites que no se pueden sobrepasar. Porque un error en la dosis no solo puede ser perjudicial, sino en algunos casos, fatal.
  • En rendimiento, el más mínimo detalle cuenta. La mejora del rendimiento deportivo se basa en análisis precisos, en la recopilación de información y en su correcta interpretación. Y sin datos, esto es imposible. SIN DATOS, NO HAY RENDIMIENTO. SIN DATOS, SOLO ERES UNA PERSONA MÁS CON UNA OPINIÓN.

Por supuesto, siempre habrá entrenadores que “miden con el ojímetro”. Yo, de momento, no tengo ese superpoder. Y si alguna vez alguien pretende prescribirte un entrenamiento con solo echarte un vistazo, asegúrate de que tenga una cantidad obscena de años de experiencia. Muchos.

Los equipos profesionales invierten millones en recopilar, analizar e interpretar datos antes de diseñar un plan de trabajo. Así que, si tu entrenador es capaz de hacer lo mismo a ojo… bueno, ahora mismo podría estar vendiendo su conocimiento por una fortuna.

Cuando no tenga otro remedio, seguiré recomendando actividad física y deporte, porque es la mejor píldora que existe. Pero dejaré claro que sin datos, solo estoy recomendando. Y sinceramente, creo que la actividad física y el deporte son demasiado valiosos como para limitarnos a recomendar. Prefiero prescribir.